A un año del comienzo del Mundial, el recuerdo y el análisis de tres periodistas que realizaron la cobertura desde Francia. Los cambios que el certamen propició en el fútbol femenino, lo que falta, las perspectivas a futuro, en las voces de Ayelén Pujol, Bianca Ossola y Daniela Lichinizer.
Por Ileana Manucci
El Mundial de Francia se sintió, para el gran público masivo, como el primer Mundial de fútbol femenino. La falta de registro, no sólo del certamen, sino de la Selección Argentina y del fútbol jugado por mujeres en general, era total.
No, Francia no era el primer Mundial, era el octavo, y el tercero en el cual participaba Argentina. Y aunque el fútbol femenino estaba en nuestra historia desde hace por lo menos 100 años -como cuenta Ayelén Pujol en su libro- rastrear información sobre esos otros mundiales que había jugado nuestra Selección era casi imposible. Como si no hubieran existido. Como si nadie se hubiera enterado.
Esa fue una diferencia importante con lo que aconteció hace un año atrás en Francia: según números de la FIFA, 1.120 millones de espectadores se conectaron a través de las diferentes plataformas para ver el certamen. En Argentina, los partidos de la Selección trasmitidos por la TV Pública fueron escalando en audiencia y el juego contra Escocia marcó 7.7 puntos de rating, lo que equivale a 1.6 millones de personas frente al televisor. Por primera vez en el año la TV Pública ganó en esa franja horaria.
Difícil hubiera sido ese nivel de visibilización sin los medios y las periodistas que desde Francia llevaron a todas sus audiencias el día a día de la Copa del Mundo. La Diez fue parte de ese selecto grupo, pero no fuimos las únicas.
«Tomé la cobertura como una militancia»
Bianca Ossola cubrió el Mundial para el diario El Ciudadano, de Rosario, un diario -en papel y digital- que se transformó en cooperativo luego de que sus antiguos dueños se retiraran de la gestión del medio. Bianca, al igual que la mayoría de las y los periodistas que cubrimos el Mundial, se gestionó su viaje: buscó apoyos, sponsors y puso, también, dinero de su bolsillo.
-A un año del Mundial, ¿qué cambió en el fútbol femenino?
–Creo que los cambios se dieron desde lo discursivo, más que desde la acción. Antes de viajar al Mundial la Asociación del Fútbol Argentino había anunciado la creación del primer torneo profesional, campeonato que desde lo discursivo presentaron como “profesional”, pero que en la práctica es “semi”. Muchas de las jugadoras que estuvieron en Francia volvieron a sus equipos argentinos y comenzaron a transitar ese primer torneo, y si bien la gran mayoría de ellas tienen firmados contratos con sus clubes, el resto de sus compañeras no lo tiene. Que la semi profesionalización del fútbol femenino haya comenzado meses después del Mundial, es un cambio a mencionar, haciendo las lecturas políticas correspondientes. Entrando al análisis propiamente deportivo, después del Mundial llegaron los Juegos Panamericanos de Lima y con ellos la medalla de plata, la primera en un torneo de esa talla. Sin embargo, tampoco con ese empuje creo se lograron grandes cambios.
-¿Pensaste que luego del Mundial se iban a dar cambios que aún no se dieron?
-Esto se relaciona inmediatamente con lo anterior. Después del histórico Mundial que hace Argentina en Francia estaba todo dado para el verdadero cambio. Principalmente, desde lo institucional. El compromiso de todas las jugadoras que patean una pelota dentro de las canchas está, y es un compromiso político además de deportivo. Pero sí creí, tal vez pecando un poco de ingenua, que desde las diferentes ligas y federaciones, empezando por AFA, se iba a notar un cambio real. Por nombrar algunas pequeñas cosas: mayor inversión económica, un proyecto a futuro -y federal- y potenciar las selecciones juveniles.
Bianca es una futbolera apasionada, como hincha y como periodista. Sigue cada fin de semana -cuando la pandemia aún no estaba en nuestras vidas- la actividad de La Rosarina, liga de donde salieron dos de las integrantes del plantel argentino que hizo historia en Francia. Cuando le preguntamos qué significo el Mundial para ella y cuál es el momento que más recuerda de esa experiencia, ambas cuestiones aparecen: «Fue un gran desafío profesional y personal. Cubrir un Mundial no estaba dentro de mis planes, no era algo que me imaginaba cumplir en tan poco tiempo de trabajo ejerciendo el periodismo deportivo. Fue muy movilizante en muchos sentidos: estar lejos, no entender el idioma, trabajar con horarios cruzados. Pero también porque lo tomé – así como tomo el fútbol de mujeres- como una cuestión de militancia: estar en ese lugar para contar lo que los grandes multimedios no iban a mostrar, eso que históricamente quisieron ocultar y callar: que las pibas también juegan al fútbol. Recuerdo todo, algunas cosas muy graciosos, pero me quedó con el momento en el que vi la formación del partido con Japón, en el debut. Leer que Vanina Correa y Virginia Gómez, ambas jugadoras rosarinas, iban a integrar el equipo titular, me emocionó mucho. Las veía habitualmente en las canchas de la Rosarina y ahora estaba viéndolas en el Parque de los Príncipes, en París.
«El Mundial aumentó la conciencia respecto del valor del fútbol femenino»
Daniela Lichinizer era, hace un año, una de las pocas periodistas que cubría con perspectiva de género el fútbol femenino en uno de los grandes medios de Capital Federal, Infobae.
Aunque efectivamente se trata de un medio de comunicación grande y con recursos, tampoco le fue fácil a Daniela llegar a Francia. En noviembre de 2018 empezó en Twitter su campaña #UnMundialParaDaniLichi, y fue recién el 3 de junio de 2019, una semana antes del debut de la Selección Argentina, que le confirmaron que iba a viajar. Golazo sobre la hora.
Consultada sobre el pos Mundial y los avances en el fútbol femenino, Daniela comenta: «Hubo un crecimiento en la visibilización, en la difusión que tiene la disciplina en Argentina. Creo que la actuación de la Selección le dio un impulso muy grande y también a nivel institucional, aun con muchas falencias, creo que la AFA entendió la necesidad, la importancia y el valor de jerarquizar a la selección femenina, por eso hoy vemos que las jugadoras son parte de la comunicación institucional de la AFA y que ya cuando tienen que jugar, entrenarse o viajar tienen otro tipo de reconocimiento que hasta hace poco no tenían. Obviamente falta muchísimo, pero creo que aumentó la conciencia respecto del valor que tiene el fútbol femenino«.
-¿Qué falta para consolidar ese camino de cambios que marcó el Mundial?
-Creo que en la consideración general, en la sociedad, todavía falta mucho respecto de valorar al fútbol femenino y a la presencia de las mujeres en el ámbito deportivo. Todavía vemos muchísima violencia, muchos comentarios discriminatorios respecto del fútbol femenino, de quienes lo practican, y creo que ese es todavía el cambio de conciencia que está faltando. No creo que haya habido retrocesos, creo que se están dando pasitos muy chiquitos y que falta muchísimo a nivel estructuras, en los clubes sobretodo, para darle la importancia que merece. También a nivel Selección, respetar las fechas FIFA, programar amistosos, que puedan jugar en estadios y no en el predio de AFA.
7 de junio. Hace exactamente un año, también en el Día del Periodista, retiraba la acreditación e iniciaba mi cobertura del Mundial de Francia 2019. Así, cumplía un sueño profesional y asumía el desafío de llevar el fútbol femenino al público masivo pic.twitter.com/tqdIXZvt1z
— Daniela Lichinizer ? (@dani_lichi) June 7, 2020
-¿Qué significó el Mundial de Francia para vos?
-El Mundial de Francia fue lo mejor que me pasó en mi vida como periodista. Fue un sueño cumplido. El hecho de poder ir a hacer la cobertura de un Mundial y que sea de un Mundial femenino creo que tiene un peso enorme, y todo lo que se dio ahí respecto del vinculo con el equipo, la difusión que tuvo el Mundial en Argentina y en todo el mundo. Lo que yo más rescato de ahí fueron las redes que pudimos tejer entre las periodistas y comunicadoras, a pesar de que cada una estaba atendiendo su trabajo y sus obligaciones creo que logramos crear un equipo de laburo bastante sólido, en el que nos dimos una mano unas a otras; estando lejos y con tanta presión, eso es muy importante. Poder vivir de cerca un Mundial es algo que nunca me voy a olvidar y ojalá sea un precedente de la importancia que tiene visibilizar los deportes que practican las mujeres, que no tienen espacio en la agenda mediática.
«Ahora el fútbol femenino puede ser una forma de habitar el mundo»
Ayelén Pujol se embarcó a Francia con una valija que, además de ropa y todos los elementos necesarios para un mes de cobertura, llevaba uno de sus tantos sueños cumplidos: su primer libro «¡Qué jugadora! Un siglo de fútbol femenino en Argentina».
Este libro, fundamental para la reconstrucción de la historia del fútbol jugado por mujeres en nuestro país, salió a la calle apenas unas semanas antes del Mundial. Para llegar a Francia, Ayelén también se las tuvo que rebuscar y encontrar medios a los cuales ofrecerles su trabajo -esos que después de unos días de comenzado el certamen, le quemaban el teléfono pidiéndole notas-. Desde allá, Ayelén metió coberturas para Página/12, La Nación, Telesur, RedAcción,Chirimbote, FM 94.7 y hasta una nota en el New York Times. Una jugadora de todas las canchas.
-A un año del Mundial, ¿qué cambió en el fútbol femenino?
-Cambiaron un montón de cuestiones. Primero que hay mucha mas difusión del fútbol femenino, se conquistaron diferentes derechos y a mi el que más me gusta destacar es el vinculado a la transformación sobre la identidad posible para las mujeres, trans, lesbianas: que ser futbolista sea una identidad posible, que podes desear, querer ser eso, y ahora tenes referencias. Eso rompe con algo cultural muy fuerte y es que antes no era posible. Ahora esa puede ser tu forma de habitar el mundo, tu oficio, tu profesión, eso tiene una perspectiva de futuro inmenso.
-¿Qué cambios pensaste que iban a darse con el Mundial y aún no se dieron? ¿Se retrocedió en algo?
–Creo que la pandemia puso en tensión el futuro del fútbol femenino en muchos aspectos en los que se había avanzado, como la semiprofesionalización, la difusión de la disciplina, la actividad que estaba como en pleno auge y todo esto paralizó un poco la cuestión. Hay que ver como se reconfigura cuando todo vuelva, pero creo que es evidente que está en riesgo. Hay un informe de FifPro que habla de una amenaza sobre el futuro del fútbol femenino y que está vinculado básicamente a la desigualdad, porque mientras las ligas de varones van retornando a la actividad, las de las mujeres se van suspendiendo -salvo la liga alemana-, entonces creo que si aparece el futuro en tensión.
Ante la pregunta sobre qué significó el Mundial para ella, Ayelén dice entre risas: «El Mundial, personalmente, fue como la fiesta de 15 que hubiera querido tener». Después, se pone «más seria», y analiza: «Participamos de un momento histórico, que marcó un antes y un después en la historia del fútbol de nuestro país, no sólo en lo deportivo sino también con cambios a nivel social y cultural. El tejer redes entre periodistas feministas para también problematizar y repensar nuestra profesión, compartir luchas y comunicar las luchas que se iban dando a lo largo de la competencia y en la disciplina en general. Me parece que eso es una acción bastante transformadora de nuestra práctica como periodistas, donde también jugamos como ese partido aparte visibilizando que eramos muchas mujeres y lesbianas diciendo ‘acá estamos, venimos a cubrir el evento más importante de esta disciplina y lo vamos a hacer para todo el país'».
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