La historia del fútbol femenino, ahora contada e ilustrada para niñas y niños. La editorial Chirimbote trae a estas nuevas «antiprincesas» de nuestro fútbol junto a la periodista Ayelén Pujol y la ilustradora Ro Ferrer. «Es la historia de todas estas barriletas cósmicas que no se sabe de qué planeta vinieron para abrirnos las canchas», señala Pujol.
En 2019, poco antes de viajar a Francia para cubrir el Mundial, la periodista y escritora Ayelén Pujol publicó su primer libro: «¡Qué jugadora! Un siglo de fútbol femenino en la Argentina». La reacción de muchas y muchos cuando lo vimos fue preguntar «¡¿un siglo?!». Si, las mujeres jugamos a la pelota en el país desde hace, por lo menos, 100 años, pero esa historia estaba sepultada, por acción y omisión.
Pujol realizó un trabajo arqueológico fundamental para desenterrar esas historias: nombres, hechos, partidos, coberturas periodísticas, todo eso está en «¡Qué jugadora!» y, ahora, en Barriletas Cósmicas (Editorial Chirimbote).
«Barriletas Cósmicas surge del encuentro entre Ro Ferrer -ilustradora feminista- y Nadia Fink -autora de las Antiprincesas e integrante de Chirimbote-«, comenta Pujol en diálogo con La Diez. «Nos propusimos pensar algo para las infancias sobre fútbol femenino y salió Barriletas Cósmicas. Con esta idea de contarles la historia del fútbol femenino a las y los niños, con actividades, como las Antiprincesas, para trabajar en las escuelas, y para romper con esto de que la historia del fútbol es protagonizada por los varones».
-¿Con qué historias nos vamos a encontrar en el libro?
-Con historias de heroínas del fútbol, con historias de Mundiales, de jugadoras que tuvieron que convencer a sus familias para poder jugar, que tuvieron que romper barreras, enfrentarse al sistema muchas veces, pero que siguieron haciendo eso que les gustaba y tratando de convencer al mundo de que el fútbol no era un juego solo de varones. Barriletas Cósmicas es una frase muy de nuestro fútbol, barrilete cósmico es «la» frase del fútbol argentino y la idea es contar la historia de todas estas barriletas cósmicas que no se sabe de qué planeta vinieron para abrirnos las canchas.
-¿Por qué te parece importante que les niñes conozcan estas historias? ¿Qué busca trasmitir a las nuevas generaciones respecto de la igualdad, de las luchas colectivas, de los roles de género?
-La historia del fútbol femenino es una historia que no está contada en los manuales, entonces, en un momento donde el fútbol femenino empieza a aparecer como un espacio más permitido para las infancias, está bueno que puedan conocer la historia y saber que eso que hoy en algunos lugares se practica con mayor libertad, no siempre fue así, y si lo pueden hacer hoy es porque antes hubo otras. Pero también para que le pongan nombre a las ídolas, para que puedan pegar posters en su habitación, para que puedan cantar canciones de cancha; poder pensar qué es el fútbol femenino, por qué se llama así, si el fútbol femenino es solo de mujeres o también de otras identidades. Busca trasmitir eso, pensar el deporte para todes, pensar también el fútbol como un espacio donde pelear derechos, del juego colectivo a las luchas que también son colectivas. Más allá de que haya por ahí algunos nombres propios, todo este proceso histórico se hizo por la unión de futbolistas, directoras técnicas, dirigentas, árbitras, hinchas. Y también está la búsqueda de trabajar con todo lo que tenga que ver con los estereotipos de género: ¿por qué el fútbol era solo para varones? ¿Por qué a las que jugaban les decían «varoneras»? ¿Qué se ponía en juego ahí y qué está cambiando en este contexto?
Hoy las escuelitas de fútbol para niñas se multiplican por todo el país y las nuevas generaciones ya pueden ver algunos partidos por televisión, tener camisetas con los nombres de Banini y Maca Sánchez, un horizonte hacia el cual caminar, correr, soñar.
Para quienes fuimos niñas hace algunas décadas atrás, el escenario fue otro. Jugamos como pudimos y el tiempo que fue posible, solas o infiltradas con primos, hermanos, vecinos. Luego los mandatos sociales nos mandaron a jugar al vóley, al jockey o al básquet. No existía la posibilidad de ser futbolistas. Hoy si. Y hoy las infancias pueden comenzar a pensar en esa posibilidad mientras hojean Barriletas Cósmicas.
-La Ayelén niña futbolera ¿con qué historia del fútbol femenino y sus referentas se hubiera enganchado? ¿Qué posters hubiera tenido en su habitación?
-Este es el libro que le hubiera encantado leer a la Ayelén niña futbolera. Sería uno de esos libros que de niña lees mil veces, que ya te sabes de memoria pero no importa, es tu libro favorito. Con el valor, además, de que eso que se aprende en la infancia queda para siempre. Yo soy una enamorada de la historia del futbol femenino y tengo la sensación de que me hubiera gustado jugar con todas las que voy conociendo: obviamente que la historia del Mundial del 71, el triunfo frente a Inglaterra, con toda la mística que tiene, todos los obstáculos que sortearon, y el cariño además que tengo por esas pioneras que conozco, me hubiera re enganchado. Pero también con el equipo que fue a Francia, que hizo una huelga, con Vanina Correa que atajó un penal, su poster seguro estaría arriba de mi cama seguro, o Bonsegundo festejando el gol a Escocia; pienso en el poster de Vanina al lado del de Marta Soler, Yanina Gaitán con el primer gol en un Mundial oficial, o el de todas esas jugadoras que en 2006 ganaron la Copa América. Te dan ganas de volver a tener siete años para vivir este momento y salir a jugar al fútbol.
Barriletas Cósmicas ya se consigue en librerías y en la tienda virtual de Chirimbote.
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