Mara Gomez: “Sueño con verme algún día con la camiseta de la Selección”

Foto: Matías Missen
   

Su nombre ya está grabado en la historia del fútbol femenino argentino: Mara Gomez, la primera futbolista trans en ser habilitada por la AFA para jugar. En diálogo exclusivo con La Diez, Mara reflexiona sobre las implicancias de ser una referente con apenas 25 años, de sus inicios, de las luchas ganadas y de lo que queda por conquistar.

Por Ileana Manucci
Fotos: Matías Missen

Era enero del 2020 y una noticia sacudía el mundo del fútbol argentino: el incipiente fútbol femenino profesional de AFA estaba por habilitar a una chica trans para jugar. Una noticia celebrada por quienes militamos un deporte diverso e inclusivo, que siempre corra los límites de lo posible para dar lugar a más sueños.

Pero la transfobia y la discriminación se pusieron a la orden del día en un ambiente -el del fútbo, así a secas- que, si ya de por sí margina a las mujeres cis y lesbianas, recrudece aún más su mecanismo expulsivo para con mujeres trans y travestis.

La llegada de la pandemia en marzo de ese año paró la pelota, y el mundo. Mara Gomez tuvo que poner en pausa su sueño hasta diciembre, hasta el esperado 7 de diciembre de 2020 en el cual entró por primera vez a la cancha, con la camiseta de Villa San Carlos, y a la historia grande de la conquista de derechos en nuestro país como jugadora profesional.

El fútbol como identidad

Mara Gomez nació en la ciudad de La Plata el 7 de marzo de 1997. Tiene apenas 25 años pero una gran sabiduría y claridad para entender el lugar que ocupa y lo que representa ser una “pionera” a esa edad.

Así lo explica, en diálogo con La Diez: “Ser pionera es algo que me tocó, y desde que se viralizó mi situación por ser la primera futbolista trans dentro de la liga profesional también fui aprendiendo que, más allá de ser futbolista, tenía una responsabilidad social, que esto iba a ser una referencia para un montón de compañeras trans y travestis, para un montón de niñeces y adolescencias trans, entonces lo empecé a tomar así, con la responsabilidad de pensar qué queremos transmitirle a la sociedad para que lo que yo viví no lo tenga que vivir otra persona del colectivo. Cada vez que me expongo en los medios tengo como objetivo dar un mensaje para que cambie la perspectiva y sentir esto lindo de poder cambiar en algo la sociedad”.

Mara es hoy jugadora de Estudiantes de La Plata, una delantera potente, que también se puede mover como volante, “pero siempre en el ataque”, afirma. Sus días, como los de muchas jugadoras que aún no pueden vivir exclusivamente del fútbol, son frenéticos, ya que se dividen entre los entrenamientos casi diarios y su otro trabajo, como enfermera en el hospital de niños de La Plata.

-Empecemos por el principio: ¿cómo llega el fútbol a tu vida?

-En un principio a mi el fútbol no me interesaba más que como hincha, mirar partidos con mi familia, de Boca, de la Selección, pero nunca me imaginé jugar al fútbol como lo estoy jugando hoy. Cuando yo tenía unos 15 años, más o menos, acá en La Plata se empezaron a crear equipos de fútbol femenino, si bien el fútbol femenino tiene muchísimos años se empezó a hacer un poco más visible. En los barrios se hacían torneos, se jugaba por plata, por un asado, por birra. En frente de mi casa había una canchita que habían hecho entre los vecinos del barrio y un día mi vecina Adriana me invitó a jugar. Ahí empiezo a vincularme con el fútbol.

Foto: Matías Missen

Cuenta Mara que en el fútbol, en ese espacio, encontró mucho más que un deporte, y en un momento clave de su vida. “En la adolescencia, cuando yo empecé a jugar al fútbol, estaba pasando por momentos difícil por ser trans, esto de vivir constantemente la exclusión, la discriminación dentro de la escuela, y para mí el fútbol era algo divertido, algo lindo, un medio de socialización; en ese momento a mí me sirvió como una especie de terapia”.

Tal como le sucede a muchas personas trans, Mara dice que siempre supo quién era, desde muy pequeña. Pero fue a los 13 años cuando pudo hablarlo con su familia y comenzar su transición.

El fútbol apareció en su vida dos años después de ese momento fundante de su identidad y con el paso del tiempo se fue convirtiendo, también, en parte de esa identidad. “Más allá de que no sabía jugarlo muy bien, cuando me di cuenta de todo lo que me generaba fui aprendiendo e involucrandome cada vez más, ahí empiezo a dedicarle mucho más tiempo”.

-¿Y cómo fue el momento de hablar con tu familia sobre tu identidad? ¿Cómo lo tomaron?

– Para mi mamá en ese momento fue medio un shock, antes era como una mala noticia, hubo alguna discusión, y después lo fue entendiendo y es la persona que hasta el día de hoy me acompaña en toda mi transición. Fue un aprendizaje, pero la verdad que mi familia fue la que me abrazó en su momento y me sigue abrazando, y es por eso también que son fundamentales hoy en mi historia.

Un largo camino, muchacha

En plena adolescencia, y en plena transición, Mara comenzó a patear por las canchitas de La Plata, pero no fue fácil. “Jugaba donde podía”, recuerda, “porque muchas veces los equipos contrarios no querían que yo esté, lo consideraban una ventaja, y la realidad es que no era así porque yo recién estaba aprendiendo a jugar, mi equipo perdía casi siempre, pero aún así estaba esa queja o esa disputa de ver si jugaba o no”.

Mara también cuenta que esas limitaciones que le imponían para jugar terminaron por alejarla de las canchas por casi un año. “Todo eso en un momento me hizo mal, me angustiaba, y terminé dejando, creyendo que eso que tanto bien me hacía no lo iba a poder seguir practicando”. Pero ya con 18 años, con su cambio registral realizado, y con la liga platense de fútbol femenino conformada, decidió probarse en el club del barrio: Toronto City.

“Luego de la prueba empezaron a nombrar a varias jugadoras que iban a quedar para el equipo, para el club, y el DT me nombra a mí”, recuerda Mara con cierta emoción. “Después vino el presidente del club, me dijo que sabían de mi situación, que la Liga iba a tener la primera futbolista trans y que esa jugadora era de Toronto, que para ellos eso era un orgullo. Ahí es donde realmente empieza mi carrera como futbolista”.

Luego de ese paso clave en Toronto, Mara siguió por diversos clubes de La Plata y la zona, siempre con la idea de jugar de forma amateur, básicamente porque esa la realidad del fútbol femenino del país. Hasta que llegó el llamado que lo iba a cambiar todo.

“A fines de 2019 se contactan del Club Villa San Carlos para sumarme como refuerzo del equipo, porque yo acá en la liga me hice muy conocida, no por ser la futbolista trans sino por la jugadora que era y por cómo, gracias a mi presencia en el fútbol, un montón de personas de acá de La Plata y de los clubes empezaron a romper con esa perspectiva discriminatoria y excluyente, con ese pensamiento de que una persona tiene más ventaja porque nació como varón”.

Foto: Matías Missen

La llegada a Villa San Carlos implicaba un cambio importante: en 2019 la AFA anunciaba el comienzo de la profesionalización del fútbol femenino y el club Berisso iba a ser parte de ese histórico torneo de Primera División donde muchas jugadoras -no todas- tendrían sus primeros contratos.

Mara aceptó el desafío aún sin saber si iba a ser posible que la habiliten para jugar o no. Arrancó la pretemporada en enero de 2020, el club la visibilizó a través de sus redes sociales y ahí comenzó un camino de exposición que ya no iba a tener vuelta atrás.

Esa visibilidad que ganó la figura y el caso de Mara Gomez en medios nacionales e internacionales, tuvo su relevancia a la hora de empujar los límites de los reglamentos y crear nuevas posibilidad, en ese momento para Mara, pero luego para todas las que vinieron y vendrán.

-¿Cómo fue ese proceso para lograr que te habiliten a jugar?

-Pasaron algunas semanas desde esa presentación en Villa San Carlos y con Lorena Berdula, que me acompañó como representante, tuvimos una serie de reuniones en AFA. Primero con el abogado y el área de Equidad y Género, para ver qué posibilidades había de que yo pueda participar. El único antecedente de reglamento de inclusión era el del Comité Olímpico Internacional (COI), entonces se tomó como modelo esa recomendación que hace el COI con respecto a deportistas trans: de tener que someterse a una terapia para cumplir ciertos parámetros hormonales de testosterona en sangre y de esa manera poder competir. Luego tuvimos una reunión con el presidente Chiqui Tapia y ahí es donde se firma el acuerdo y donde empiezo a ser parte del fútbol profesional. Esto fue a principios de marzo, antes del aislamiento por la pandemia. Así que todos esos meses, hasta que se pudo reanudar el fútbol, nadie sabía que había sido habilitada para competir.

Mara, la futbolista profesional

El 7 de diciembre de 2020 Mara Estefanía Gomez fue titular en su debut en Villa San Carlos, en el duelo ante Lanús por la segunda fecha, y se convirtió así en la primera futbolista trans en participar en la Primera División del fútbol femenino de Argentina.

El resultado del partido es anecdótico, pero la emoción de esa jornada quedó registrada en una foto: al término del encuentro, el plantel de Lanús le hizo un emotivo homenaje a la delantera de Villa San Carlos regalándole la camiseta 10 con su nombre, Mara se mordió los labios, dejó caer tantas lágrimas contenidas y se llevó las manos a su rostro.

En agosto de 2021 la jugadora dejó el club de Berisso y se mudó a La Plata para jugar en Estudiantes, donde en el inicio de este 2023 firmó su primer contrato como futbolista profesional. Y en el diálogo con La Diez Mara remarca eso, que para ella este fútbol es profesional: “Nosotras entrenamos un montón de horas todos los días como hacen los varones, tratamos de mantener una dieta deportiva en base a lo que demanda la competencia, nos exigimos, nuestro entrenamiento es de alto rendimiento, nuestra competencia es de alto rendimiento. Yo creo que decir que es semiprofesional es seguir tratándonos a nosotras, las futbolistas, como que no somos profesionales, y eso da lugar a que muchas instituciones lo vean así, como nosotras mismas nos estamos llamando, semiprofesionales. Yo creo que somos profesionales por la conducta que tenemos, por la presencia, no es lo mismo un equipo de AFA que enfrentarse con un equipo que está jugando de manera amateur. Entonces la diferencia también está ahí”.

Todavía hay mucho por hacer

En una entrevista reciente con La Diez, Narela Gómez, la primera futbolista trans en la Liga Santafesina, contaba que todavía siente cierto trato diferencial y discriminatorio hacia ella por parte de los árbitros. “Te cobran faltas que no son porque te dicen ‘vos tenes más fuerza’, o a veces ni la tocas y te cobran falta igual. Para mí necesitan algo de capacitación en este sentido”, nos decía la futbolista.

Consultada respecto del trato que ella recibe en la cancha, por parte de rivales, árbitros e hinchas, Mara dice: “Hoy jugando en el torneo de AFA no siento esas diferencia de trato, pero si por ahí más en mis comienzos en la Liga sentía mucho la discriminación por parte de las rivales y de las hinchadas rivales. Pero después eso fue cambiando porque me empezaron a conocer, sacando que soy una chica trans, me empezaron a conocer y a respetar como persona, entonces creo que mi presencia en el fútbol, al menos acá en la ciudad y en la región, hizo que un montón de personas conocieran mi historia y cambien esa conducta discriminatoria, excluyente. Hoy en el fútbol profesional eso no me pasa, si yo hago una falta la cobran, si me hacen falta la cobran; también es un fútbol muy diferente a lo que son las ligas amateur, si bien hay contacto no es lo mismo, en la liga amateur por ahí se juega más fuerte, hay alguna patada de más”.

“Yo se que existe discriminación, que muchas compañeras lo siguen sufriendo, pero acá en Buenos Aires, al menos lo que vivimos nosotras acá en la Primera de AFA, no se siente eso”, explica la jugadora. “Pero seguro sigue pasando en otras provincias, en otras ligas, y no solo con las trans, por el solo hecho de ser mujeres ya hay situaciones de discriminación, como a las niñas que no las dejan jugar con varones y no tienen a dónde ir, las excluyen solo por ser mujeres. Entonces depende de cada liga, de qué perspectiva de género tienen, de quiénes están al frente”.

Mara explica muy claramente los mecanismos con los cuales la discriminación hacia las futbolistas trans sigue operando: “Me han llegado situaciones de compañeras en otras provincias que sienten esta discriminación, capaz que el club las acepta pero el DT las deja de lado. Se sufre la discriminación en un montón de aspectos, y muchas veces eso no se dice con la boca sino con las acciones: no te dicen que sos un maricón o una trava, te excluyen, te limitan, te tienen en el equipo pero siempre en el banco; te lo dicen con los hechos, con las conductas, de eso nosotras nos re damos cuenta”.

El fútbol que no queremos: transfobia y fakes news

La primera de muchas

Mara abrió las puertas del fútbol de AFA y con ella empezaron a entrar otras futbolistas trans. Tiziana Lezcano y Jezabel Carranza también recorren hoy las canchas del fútbol argentino con Ferro y Nueva Chicago, respectivamente.

– Vos fuiste la primera ¿en qué lugar te pone ser esta referente?

– El lugar que ocupo hoy es de responsabilidad, de una referencia y de una imagen a transmitir. Cuando yo era más chica y decía “soy una chica trans”, lo primero con lo que te relacionaban era con la prostitución. Entonces yo creo que hoy mi imagen dentro del fútbol, ya conocida, con un contrato con la marca Nike, genera una referencia dentro de la sociedad, mostrar que las chicas trans somos personas comunes, como cualquiera, que merecemos oportunidades y por sobre todo merecemos respeto.

– También hoy hay muchas niñas que pueden mirar fútbol y verse reflejadas en ustedes, algo que antes no pasaba y que conlleva cierta responsabilidad.

– Si, las nuevas generaciones, las niñeces y adolescencias trans también se pueden ver reflejadas y tener la posibilidad de decir “bueno, si yo quiero ser futbolista puedo, porque ya hay alguien que me está marcando el camino”. Eso es algo que yo no tuve. A mí me costó un montón pensarme como futbolista profesional porque no tenía una referencia, no veía a nadie que sea futbolista profesional y que sea trans, y eso generaba mucho miedo, mucha incertidumbre y muchas veces esa angustia de decir “no voy a poder lograr nada en mi vida, no voy a poder cumplir sueños y objetivos” porque la sociedad te limita y te cierra las puertas.

-A pesar de todo eso, vos pudiste…

-Si, por eso para mí hoy es una responsabilidad transmitir un mensaje también a la sociedad, que aprenda que tenemos que vivir con respeto, que hay una interseccionalidad que nos atraviesa y que hay diferencias de todo tipo. Hay diferencias de cultura, de religiones, de edades, de color, de idioma, entonces en todo hay una discriminación, en todo hay una exclusión, lo que hay que enseñarle a la sociedad es que tenemos que romper con ese pensamiento excluyente, con los mandatos respecto de qué tenés permitido y qué prohibido hacer según la genitalidad con la que naces.

Soñar en grande

Mara está en un gran momento. Este año la encuentra como jugadora profesional, ejerciendo como enfermera, y con una voz propia para seguir luchando por los derechos de las futbolistas en general y de las futbolistas trans en particular.

Ahora que ya derribó muchas barreras, que cumplió objetivos que ni se había atrevido a proyectar, el futuro parece no presentar límites de lo posible, y en la respuesta a la pregunta del final, Mara sueña en grande:

– ¿Cuáles son tus próximos objetivos?

– Quiero seguir sumando experiencia y aprendizaje en el fútbol profesional, pero mi objetivo sería ver la posibilidad de jugar en el exterior y, aspirando mucho más allá, quizás algún día verme con la camiseta de la Selección. Siempre digo lo mismo: si no soy yo que sea otra compañera, pero que suceda, que sea un hecho, porque eso va generar un antes y un después dentro del deporte, del fútbol.

Esta nota es parte del proyecto Comunicar Diversidad, de Wikimedia Argentina.

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