La ciudad donde Argentina debutará este lunes vibra con el Mundial, pero a su propio ritmo. Hospitalidad y atención, con un clima hostil y una cultura bastante diferente a la de este lado del mundo.
Hay muchas cosas diferentes entre el Mundial de Francia, cuatro años atrás, y este de Nueva Zelanda (y Australia). En la previa era esperable que esto sea así, básicamente por el desarrollo y claro crecimiento de la visibilidad del fútbol femenino, pero esta primera Copa del Mundo en Oceanía tiene sus particularidades propias.
En 2019 París no parecía haberse enterado que ahí se estaba jugando un Mundial. No había ese clima mundialista que tanto nos gusta consumir entre partido y partido. No había cartelería del certamen más que en el Parque de los Príncipes o en algún que otro evento especial, la gente en el metro miraba las credenciales de las periodistas y nos preguntaba a qué habíamos ido, se sorprendían cuando les contábamos.
Auckland es muy distinto. Sí, para empezar París tiene el doble de habitantes y es una de las «capitales del mundo», con más de dos mil años de historia. Auckland, si bien es la ciudad más grande de Nueva Zelanda, no es su capital, y los primeros asentamientos maoríes se remontan al año 1350. Y claro, una está en Europa y la otra es una isla en Oceanía.
Ciudad mundialista
Ya desde la llegada al aeropuerto todo está «vestido» de Mundial, hay carteles por todos lados y una especie de tribuna armada frente a la puerta de arribos. Las y los trabajadores del aeropuerto saben que muches venimos a eso, como periodistas, hinchas, autoridades de las federaciones, familias de las futbolistas, marcas. Lo saben y ayudan, son amables, te guían, te desean buena suerte, se sonríen y exclaman un «oh aryentina» cuando les revelamos nuestra nacionalidad.
Las y los voluntarios FIFA para el Mundial en el centro de prensa, los accesos y en buena parte de los puestos del Eden Park son adultos y adultos mayores, como les decimos en Argentina. Se los ve felices de recibirnos, si te ven mirando el mapa en el teléfono o medio desorientada se acercan y te preguntan si necesitás ayuda. Ah, y un detalle para nada menor, todo el transporte público es gratuito para quienes vinimos a trabajar y lo fue también el día del partido inaugural para el resto del público.
Muchos bares, restaurantes y locales comerciales, así como las casas de estilo colonial en los barrios que rodean al centro de la ciudad, lucen por estos días banderines con las banderas de los países que disputan el Mundial.
Descifrar a esta ciudad no es algo simple. El clima es cambiante y bastante duro en esta época del año: lluvia, viento, humedad, frío, sol, temperaturas agradables, todo eso ya lo sentímos en este par de días por acá.
En cuanto a su geografía Auckland se erige sobre y entre los restos de erupción de 48 volcanes, por lo cual transitar sus calles es un constante subir y bajar, encontrar curvas, calles que se cortan y terminan en una colina. El mar y sus puertos, son la parte central de la actividad comercial y turística.
La población es bastante cosmopolita: se ven los rasgos originarios, la influencia europea y una fuerte inmigración asiática (indios, japoneses, chinos, coreanos). El inglés que hablan va cambiando según todos esos origenes, por lo cual muchas veces -entre ese inglés y el nuestro- no resulta muy simple entender qué dicen.
El ritmo de la ciudad es bastante diferente al de las nuestras. La mayoría de la gente termina su jornada laboral cerca de las 15 y ahí todos a casa. Para cuando comienza a caer la tarde los cafés, supermercados y tiendas de cercanía ya están cerrados.
¿Y el fútbol?
El fútbol no es el deporte más popular en Nueva Zelanda -ni en Auckland claro-. El rugby y el críquet ocupan esos lugares. Ni hace falta hablar de la relevancia mundial de los All Blacks, tres veces campeones del mundo, o de su selección femenina de rugby -las Black Ferns- que ganaron el doble de títulos que sus pares hombres.
Pero el partido inaugural de este Mundial, entre las locales y Noruega, fue una fiesta. El público copó el Eden Park, lo llenaron de camisetas, maquillajes alusivos y merchandising del Mundial. Mucho aliento, mucho color y calor en la noche fresca de Auckland.
La Selección de Nueva Zelanda logró en su tierra su primera victoria en la historia de los Mundiales y se celebró como se celebran los hechos históricos. Así que el fervor por el fútbol femenino no parece ser menor en este país, al menos no por estar horas en las que el espírtu mundialista lo llena todo por estas latitudes.
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